PICHOT: "LOS SITIOS ESTRATEGICOS DEL MICRO NO SE NEGOCIAN"
Agustín Pichot Capitán de Los Pumas
Estos días pensaba lo difícil que sería pasar casi dos semanas sin jugar si no hubiese una gran armonía en el grupo. Lo que sentimos es que estos Pumas integran un equipo que se respeta mucho y que se quiere mucho. Todos, tanto los más grandes como los más chicos, disfrutamos la convivencia. Hay una excelente relación de arriba hacia abajo, entre el staff técnico, los asistentes y los jugadores.
Nacho Fernández Madero y Jorge Ruiz, con toda la buena onda y humor en el difícil trabajo de preparadores físicos, Maxi (Marticorena, fisioterapeuta), el "Campeón" (Carossio, también fisio), tipos de primera ayudándonos. El "Larva" (Jiménez Salice), MVP del fútbol-tenis que además me ganó un campeonato de meter una pelota de fútbol en una silla y me quiero matar, y Jorgito (Ruarte), encargados de la logística, tratando de que todo esté bien siempre; Mario (Larrain) como médico, a quien ya conocemos desde hace muchos años, Diego (Cash), Mario (Barandiaran), dándoles un amplio soporte al Tano (Marcelo Loffreda) y a Banana (Daniel Baetti). Hay una relación, en general, que va mucho más allá de entrenadores, jugadores y asistentes. Una relación que va mucho más allá de las funciones específicas de cada uno. En este plantel de Los Pumas hay una relación humana de la cual da gusto ser parte. Da gusto y llena de orgullo, sin dudas.
Claro que ahora tenemos a la Sub 23, que se nos está retobando mucho en el ómnibus; están muy sensibles los chicos. Aclaro que la Sub 23 es la generación liderada por el Corcho (Juan Fernández Lobbe) y Pato Albacete, los dos estandartes del grupo. Tienen su estrella máxima en Juancito Hernández, el Golden Boy y laderos como el Oso Vernet Basualdo, Gonza Tiesi y Fede Serra, que en realidad no tendría que ser Sub 23 porque tiene una edad avanzada.
Y está Horacito Agulla, que aporta mucho fervor a la contienda de tomar el fondo del ómnibus. Esta cuestión a veces se nos complica a la generación Sub 33, que tratamos que los jóvenes no nos usurpen los lugares de atrás, un bastión de los más grandes. Cuando podemos lo resolvemos con mucho diálogo, pero si no, Chelchi (Scelzo) se pone el casco e imparte orden.
Es todo muy divertido. Y se trata de copar los sitios estratégicos del ómnibus, que es el lugar sagrado para ir y volver a los entrenamientos o a la cancha en los días de partidos.
Con mucha música siempre y el humor a pleno. Ayer, por ejemplo, vimos una revista de moda y leíamos en voz alta los comentarios al respecto de Legui (Juan Leguizamón), que ahora está incursionando en ese terreno y opina sobre moda. Lo gastamos en forma y nos divertimos mucho.
En el rugby se entrena muy fuerte, se juega, pero a veces también hay muchísimo tiempo libre. Si bien eso puede generar roces o malestares, en nuestro caso sucede al revés y disfrutamos mucho de lo que hacemos.
Este es un plantel al que es difícil encontrarle un costado negativo. Todos tiramos para el mismo lado y eso forma parte del alma del equipo.
Fuente: Diario Clarin