26 de septiembre de 2007

"DEL JUEGO DE LOS IRLANDESES NO ME PREOCUPA NADA"

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ENGHIEN- LES-BAINS, Francia.- Atrás quedó la jornada de desconexión. Los Pumas están nuevamente ocupando su tiempo sólo en el acondicionamiento para la premiere de clausura de la etapa eliminatoria de la Copa del Mundo, la que acaba con la ola de comentarios acerca del grupo más difícil de la competencia. Muchos comentarios y agitación estimularon la Zona de la Muerte y, en pocos días, uno de los seis mejores equipos del mundo perderá la vida en el torneo. Pero, además de la consecuencias estrictamente deportivas del caso, las diferencias entre la Argentina e Irlanda, protagonistas de este choque de alto voltaje, dan lugar a una ascendente rivalidad, instalada desde 1999, y que se profundizó con la "venganza verde" de 2003.
En el Parc des Princes habrá muchas cosas en juego; la continuidad en el campeonato es la causa más visible, pero existe un trasfondo más acentuado a partir del rechazo -en el buen sentido- que ambos se tienen. Eso es inocultable. Existe el respeto, sí, pero no hay resquicios para la afinidad. Los argentinos no quieren que los irlandeses sigan en carrera, y viceversa. "Eliminar a Irlanda sería perfecto, estaría muy bien para terminar una primera rueda como nunca. Clasificarnos primeros y que Irlanda se quede afuera, sería perfecto", expresó con una mueca de ironía Ignacio Corleto, en la vigilia de un encuentro sobre el cual se habla desde hace un largo tiempo.
Para el fullback argentino y para todos los que estuvieron en el Adelaida Stadium, el 26 de octubre de 2003, no hay olvido. Perdura en el alma el doloroso recuerdo de la desilusión, y el próximo domingo tendrán la oportunidad de liberarse de ese sinsabor. "Existe una pequeña revancha, sí, porque algo nos quedó adentro de esa sensación de fracaso. Creo que ninguno de los dos nos queremos, y yo me quedé con la vena de lo de 2003, entonces, quiero ganarles y gritárselo: «en este Mundial me tocó a mí». Sí, por supuesto, que me encantaría eso", describió Nani que, además del representativo duelo de Australia, también participó de la hazaña de Lens, en 1999 (en el segundo tiempo lo sustituyó Felipe Contepomi, que se ubicó como apertura, y Gonzalo Quesada pasó de N° 15).

-Entonces, ¿ganar esta vez permitirá cerrar el capítulo de tristeza de 2003?

-No sé si para los 30 del plantel es igual, pero todos los que estuvimos en ese partido nos quedamos con el corazón herido, un gusto amargo que quiero que se me vaya. Sería un poco falso decirte que es un encuentro totalmente distinto, porque si bien se da en otro contexto, es Irlanda el que está enfrente y eso tiene un plus.

-Igual, la condición de ustedes es diferente, llegan mejor, ¿o no?

-Me parece que cambió la situación. Antes se hablaba de si se perdía con Francia, algo que era lógico, y se decía que este partido iba a ser a matar o morir. Ahora, tenemos un margen desde lo numérico a nuestro favor, pero no podemos pensar en eso, sería un error. La Argentina no puede darse el lujo de entrar en la cancha pensando que si pierde por menos de siete puntos o si marcamos cuatro tries. Tenemos que salir a ganar y quedarnos tranquilos en el primer lugar.

-¿Esa ventaja les aporta otro respaldo?

-Ese margen existe, sí, pero yo no me siento más tranquilo por eso. Sí, estoy tranquilo por la confianza que le tengo al equipo, nada más. Si fuéramos Nueva Zelanda, por ejemplo, te diría que sí, que los números nos aportarían calma. Pero yo no estoy tranquilo si tengo que salir a jugar pensando en eso, no es manera de vivir el rugby.

Además, me acuerdo de lo que nos pasó con el Sub 21 en 1998, cuando, después de superar por primera vez en la historia a los neozelandeses, llegamos al último partido y estábamos en una situación parecida; era imposible que los australianos nos ganaran haciendo cuatro tries, pero perdimos y no salimos campeones. Esto es otro caso, pero bueno, ese es el mejor ejemplo que tenemos para que no nos vuelva a pasar algo así.

-¿Y qué es lo que más te preocupa de Irlanda?

-Que nos confiemos de esa ventaja, que nos juegue en contra, porque del juego de los irlandeses no me preocupa nada. No les tenemos miedo, aunque sabemos que es Irlanda y no podemos darle ninguna oportunidad. Somos muy conscientes de eso; el equipo aprendió de los errores. En 2003, en los papeles éramos mejores que ellos y, sin embargo, nos ganaron y nos quedamos afuera. Tenemos que aprender de todo lo que hicimos mal; conocemos bien a los irlandeses y lo que pueden dar. Me parece que ellos tienen unas ganas terribles de jugar con nosotros y ganarnos. No les queda otra que salir a morir, porque si no nos ganan se les viene el mundo abajo, los echan de Irlanda.
Pero para nosotros es igual. Lo que más queremos es jugar este partido. Sin irme de boca, te aseguro que lo estamos esperando desde que empezó el Mundial. Quiero jugar, ganarles y que se queden afuera.

-Dijiste que en 2003 ustedes eran mejores que los irlandeses. ¿Y hoy?

-La verdad, no sé, no sé. Pero, te repito, si salimos a jugar pensando que estamos mejor, nos va a ir mal. Mirá cómo le fue Francia, que es mejor que nosotros. Sabemos que los irlandeses van a venirse con todo, pero si hacemos bien las cosas, imponemos nuestro ritmo y vamos para adelante con el tackle le podemos hacer frente a cualquiera.

-Cada vez que te toca enfrentar a los irlandeses, ¿pasa por tu cabeza el recuerdo de lo que sucedió en Adelaida?

-Los recuerdos son malos, sí, pero no por la imagen de Irlanda o de lo que hizo, sino por nosotros. Porque en ese partido nos dejamos estar y eso es lo que más me persigue. Pero todos estamos convencidos de que si hacemos bien lo simple del juego podemos ganar.

-El domingo pueden superar a Irlanda y a Francia, también, porque acá están interesados en que ustedes pierdan.

-[Se ríe] En algún sentido puede ser así, pero yo quiero ganarle a Irlanda; a Francia ya le gané y lo que piensen es problema de ellos, yo estoy tranquilo, solamente pensando en Irlanda.
El juego de palabras fogonea la espera, pero está claro que para los Pumas este choque con los del Trébol representa mucho. La sombra de una experiencia poco feliz revolotea, y si bien se verán nuevamente para resolver el destino de los dos en el Mundial, habrá otras historias en juego. Será un duelo con aristas de todo tipo.
5 veces enfrentó Corleto a Irlanda, pero sus festejos no superan las derrotas: participó de los triunfos de 1999 (28-24) y 2000 (34-23), y de las caídas de 1999 (32-24), 2002 (16-7) y 2003 (16-15).

Por Santiago Roccetti
Enviado especial

2003: Australia

El try de Ignacio Corleto en el partido inaugural de la Copa 2003. El partido terminó 24-8 en favor de los Wallabies, en un cotejo disputado en Sydney.

2007: Francia

Segundo try en una apertura en un Mundial, en el histórico triunfo argentino por 17-12 ante Francia, en París, luego de una corrida inolvidable.

2007: Namibia

El tercer y último try de Ignacio Colerto (éxito por 63-3). Si logra otro, será el máximo tryman de los Pumas en los mundiales, junto con Pablo Bouza y Martín Gaitán.