27 de septiembre de 2007

EXCELENTE NOTA DE LA REVISTA PRE MATCH

UNA OPORTUNIDAD ÚNICA

"En estos dias mundialistas, en los que el rugby tiene tanto lugar en los medios y en la cabeza de la gente, dan ganas de ponerse optimista y creer que tenemos a nuestro alcance otra oportunidad para mejorar y hacer crecer nuestro juego", dice Marcos Julianes, de Virreyes Rugby. Aquí la nota completa.

Siempre tuvimos los rugbiers un orgullo especial por pertenecer a esta familia, sabedores de las virtudes del juego para mejorar y fortalecer a sus integrantes. Y siempre supimos tambien que nuestro juego es muy integrador, muy abierto a todos. Claro que esto no es tan sabido por la gente, pues tradicionalmnte han tenido más prensa los equipos grandes, arraigados muchos
de ellos en lugares, en barrios caracteristicos de gente de clase media y clase media alta. Pero la mirada mas completa demuestra que el rugby ha ido refundándose, extendiéndose, hacia muchos lugares, y hoy gran cantidad de clubes funcionan en barrios de diferente y variada extraccion social. La característica distintiva de todos ellos, es que están abiertos a su comunidad. Más que eso, suelen salir los dirigentes y entrenadores a promover el juego en sus escuelas.
Es verdad inobjetable que muchos de estos clubes de la URBA (o del resto de las uniones), está conformado por gente de pueblo, sencilla, de clase media o clase media baja. Es decir, al rugby juega, todavía hoy, poca cantidad de gente, pero sus clubes están abiertos y deseosos de recibir a todos aquellos que acepten respetar sus reglas y su espíritu. No solamente no es el rugby
elitista, sinó todo lo contrario, pues no exije nada a cambio de ser recibido en su seno (en otros deportes, para ser aceptados los chicos, deben tener condiciones, aptitudes, que el rugby no demanda por su espiritu). Lo dicho sirve para desarmar esa teoría que hemos escuchado, que dice que Virreyes viene a terminar con el elitismo del rugby. Afirmar eso es, no sólo desconocer, sinó faltarle el respeto a tantos clubes abiertos e integrados con su barrio, con su pueblo, a tanta gente que desde hace tanto tiempo se rompe el alma por llevar adelante, por hacer rugby en condiciones precarias, sin un mango... tantos clubes sostenidos por el espíritu de esos locos lindos que de noche cortan el pasto, de día marcan las canchas, reparten camisetas, cocinan el tercer tiempo etc.
Tantos chicos de barrios sencillos que hacen un esfuerzo enorme por llegarse hasta los lugares de entrenamiento. Tantos entrenadores que juntan monedas y afrontan costos de largas travesías para jugar tantos partidos por el solo placer de jugarlos.
Por lo dicho, Virreyes, no sólo no es la excepcion que confirma la regla del elitismo del rugby, sino que es una muestra más hacia el resto de la sociedad de que el rugby está abierto a todos.
En estos dias de tanta repercusion rugbistica, siento que los dirigentes de nuestro juego tienen una nueva oportunidad de poner al rugby al alcance de todos los chicos de todo el pais. El argumento es casi implacable: si el rugby es tan beneficioso para el ser humano, entonces tenemos la obligacion de ponerlo al alcance de todos. Pero, claro, el rugby verdadero no se aprende por TV. La parte especial del juego, esa que lo hace diferente, se aprende en el contacto entrenador-jugador que se dá en el club. Por ese motivo, los clubes son centrales en la estructura de nuestro juego, y por eso los jugadores argentinos son todavía tan admirados en su espíritu: por su sentido de pertenencia, por su amor a la camiseta que han mamado en sus clubes. Por esta misión, por la necesidad de poner el rugby al alcance de todos, es que los dirigentes deberían aceptar esta nueva oportunidad del mundial y su repercusión. Si aceptan el desafío de cuidar a los clubes, de ayudar a los mas necesitados, van a torcer el camino del debilitamiento incipiente que se percibe. Si, por el contrario, se dejan llevar mansamente por las fuerzas del mercado, ese mercado que dice que hay que formar una elite de jugadores profesionales en el pais, entonces invertiremos las prioridades, y todos esos chicos que hoy juegan al rugby para divertirse, en poco tiempo lo jugaran para ganar dinero, para "salvarse", como ocurre con el futbol.
El fútbol nos marca el camino que no hay que seguir. En el fútbol, toda la estructura deportiva está puesta en función de la detección de valores a la más temprana edad, con lo cual todos aspiran a jugar en los clubes buenos, y el resto de los clubes funciona como proveedor de figuras, que van siendo probados, filtrados, desde las escuelas chicas a las mayores. Así, en los
casos exitosos, unos pocos logran ser colocados por intermediarios en los clubes "grandes". Así, algunos llegan a salvarse con el fútbol, pero la gran mayoría queda frustada en el camino, recibiendo muy poco a cambio (no llegaron...). Nada de integración, nada de amistad, mucho de interés, mucha competitividad... nada que ver con lo nuestro.
Para torcer ese rumbo, para no caer en el pozo que significaría una pirámide abastecedora de valores para la elite profesional, hay que usar la creatividad y la firmeza de criterio, sin la cual será imposible imponerse y salvar la estructura todavía sana de nuestro deporte. Para eso, claro, hacen falta buenos dirigentes, y digamos que algunos de los actuales, dejan tánto que desear... sólo les preocupa viajar y alinearse en las altas esferas de la figuracion, y poco se preocupan por la base de todo, por sus clubes.
El Mundial los tiene tan excitados...
Otro escollo dificil de saltar es la repecusion que el periodismo le dá a la opinion de los jugadores de elite, que, inmersos en su mundo, reclaman mejoras y beneficios para si mismos, desconociendo lo que es bueno para todos los jugadores, los de hoy y los del futuro, los buenos y los bagallos etc.
No debería ser tan tenida en cuenta la opinion de los jugadores profesionales: ellos tendrían que estar tranquilos, sabiendo que los directivos, como los padres en las buenas familias, van a saber velar por el bien general.
Ojalá tengan los directivos claridad y valentía para llevarnos por el buen camino. Se puede decir que esta opinion es ingenua, o naive, porque pretende invocar fuerzas, que aún unidas, nada pueden hacer contra el avance arrollador del profesionalismo. A todos los que sostienen eso, se les puede decir que son muchas las luchas desparejas que valen la pena: Vale la pena luchar por la justicia, por la educacion, contra la pobreza, contra las adicciones. No nos
va bien en esos luchas, pero vale la pena lucharlas.
Como en la cancha, no importa el score, importa la lucha.

Marcos Julianes
Virreyes Rugby


---------------------------------------------------


Sres.Todos:

Los que estamos cerca del Rugby, debiéramos de vez en cuando, filosofar un poco sobre los viejos y nuevos tiempos de nuestro deporte.
No olvidar, que la competencia es tan necesaria como la formación, solo que debe ser posterior a la formación de las personas que nutren nuestros clubes.(o cuanto menos ir creciendo juntas).
Ese es el verdadero desafío; seguramente el esfuerzo y la dificultad o dificultades que tendremos que atravesar para lograrlo, muchas veces, nos intentará apartar de nuestros objetivos.
Sin embargo, si todos nos ponemos a pensar,en que forma podemos crecer en ambos sentidos a la vez, mas tarde o mas temprano nos encontraremos "disfrutando de un mejor juego, dentro de un elevada competencia y practicada por verdaderos hombres de Rugby convertidos en atletas."
Es el momento, para que todos nos unamos detrás de un fin común,conformando un verdadero equipo de Rugby, e intentemos lograrlo.
Al fin de cuentas, es lo que nuestro deporte viene pregonando desde hace mas de cien años en nuestro País.
Mientras leía la nota en Prematch, pensaba.... como logrará el Rugby, superar este momento, sino apelando al hombre de Rugby que todos llevamos dentro. Ese.... que es capaz de discernir defendiendo sus ideales pero siempre, anteponiendo el Rugby a los intereses personales.
Como diría un viejo entrenador que tuve en los Pumas (Beco Villegas)

"ESO ES RUGBY Y..... DEL MEJOR"

Ojalá, pueda lograrse.

Por eso este e-mail.

Saludos


Tito Fernández