5 de agosto de 2007

LA DEFENSA DE REGATAS FUE DETERMINANTE ANTE EL SIC

Con una encomiable tarea de tackle y presión, sobre todo en los momentos decisivos, Regatas de Bella Vista obtuvo su segundo triunfo consecutivo ante el SIC al vencerlo ayer por 30 a 26 en un encuentro muy parejo y de resultado incierto hasta el cierre. A pesar de mejorar notablemente respecto del empate ante Pucará (10-10), el SIC no fue capaz de definir las situaciones en el segundo tiempo por la férrea defensa del local.
En el comienzo prevalecieron las imprecisiones, pero la iniciativa correspondió al conjunto zanjero con el dominio del terreno, aunque apenas cosechó un penal en favor en esos primeros minutos. En tanto, Regatas se recompuso de a poco: ante un scrum desfavorable, ganó terreno con el maul. Y a pesar de no tener un claro manejo, sumó con los penales de Vega Quiroga (ayer tuvo una efectividad excelente). El SIC apenas sacó provecho de su supremacía en el scrum con el try de Lalanne y el parcial fue un cerrado 9 a 8 en favor del vencedor.
La segunda mitad fue la más emotiva. Fueron los de San Isidro los que embistieron y se llevaron por delante al rival: un drop de Cilley, primero, y un excelente try de Leonardi, que atropelló las marcas hasta llegar al in-goal, invitaron a pensar que alumbraba el éxito del SIC.
Regatas no desesperó, pese a la desventaja. Primero anotó con la fórmula line-maul en la conquista de Vidal. Luego, mostró posesión del balón en la jugada culminada por Santiago Camerlinkx, incluyendo un kick con autopase sobre la última línea defensiva para llegar al in-goal. Entonces, otra vez adelantado en el score, Regatas fortaleció aún más su defensa, donde se impuso el tackle y despliegue de toda la tercera línea. Un descuido del rival le permitió a Joaquín Fernández Gill interceptar un pase hasta conseguir el tercer try del local. La diferencia llegó a ser de once puntos (30-19), pero el SIC nunca bajó los brazos y redujo la diferencia con un penal y un try. Aun así, el esfuerzo no alcanzó para dar vuelta el resultado.

Andrés Moreno-La Nación